jueves, 22 de agosto de 2013

CÓMO LIMPIAR DE ÓXIDO EL HIERRO

Eliminar el óxido puede ser muy sencillo, pero cada pieza es un mundo. Dependiendo del valor y antigüedad de la pieza hay que comenzar el trabajo tomando conciencia que la capa de óxido puede estar repartida de manera uniforme sobre el metal O NO. Principalmente en piezas antiguas o de mucho uso (herramientas) pueden aparecer puntos donde el óxido penetra en el objeto. Hay que vigilar las zonas donde se insinúan soldaduras, seguramente allí el hierro estará más dañado. La corrosión en objetos antiguos de hierro suele ser de difícil restauración.

Es mejor siempre ir de menos a más y eliminar mecánicamente las capas de óxido, de modo que uno puede observar el estado efectivo del metal. Usa cepillos metálicos sólo si se trata de quitar el óxido a piezas sin importancia, si lo empleas con metales de cierto valor, aunque sólo sea emocional, dejarás marcas visibles. Dependiendo de la delicadeza del objeto puede usarse lana de acero o lápiz de fibra de vidrio (que podéis comprar en una tienda de fotografía). La presión en cualquiera de los dos casos siempre debería ser gradual, controlada y con movimientos circulares. Los cepillos para taladro pueden jugártela, y si no tienes un gran dominio de su uso la cosa puede acabar mal. Si se os ha gastado la paciencia y según el tamaño del objeto quizás sea mejor usar una máquina como la Dremmel o similar (no tengo afán de hacerle publicidad a nadie) donde fácilmente se puede controlar la velocidad del cepillo. Usad siempre brocas no demasiado fuertes y probad primero sobre otra superficie o en una zona poco visible. También os podéis hacer con brocas para pulir si queréis dejar un acabado brillante.

Las partes móviles deben separarse si es posible y limpiarse una por una. Igualmente se barnizarán de forma individual. Sólo hay que montarlas de nuevo cuando estén bien secas.

Trabajad con paciencia, si el objeto es antiguo o se trata de un recuerdo familiar, se merece algo más de tiempo. Las limpiezas químicas son siempre descontroladas incluso para un  profesional de la restauración. Además, tanto si el tratamiento requiere sumergir la pieza como si se trata tan sólo de impregnar, cualquier producto que ataca al óxido es sospechoso también de atacar al material que limpiamos (hay excepciones gloriosas para otros materiales, como los tratamientos con agar agar). Los eliminadores de óxido que requieren un lavado posterior con agua me parecen paradojas cósmicas, todo el mundo sabe que mojar un hierro activa el óxido.

Inhibición del óxido:
-ácido tánico al 3% en alcohol, aplicación a pincel.

Estabilización:
-ácido tánico con un 5% de alcohol, aplicación a pincel.

Protección:
-Resina Paraloid B72 al 5% con Xileno, aplicación a pincel.

Para la inhibición, estabilización y protección del hierro existen formulaciones comerciales en cualquier tienda especializada. Para pequeñas cantidades puede convenir más. En general las ceras dan un acabado bonito, pero acaban convirtiéndose en un imán para el polvo, así que si las eliges es mejor que el objeto esté salvaguardado en una vitrina.

-Conservar: no exponer a cambios bruscos de temperatura, no exponer a humedad excesiva (gel de sílice para controlarla), no dejar que se vaya depositando el polvo porque ahí pueden empezar a aparecer problemas de nuevo.

El Xileno es un disolvente del grupo de los bencenos y es bastante nocivo. Aunque no lo compremos tal cual lo podemos encontrar dentro de los ingredientes de algunos barnices protectores de metal. Hay que trabajar en espacios ventilados, trabajar con guantes y evitar salpicaduras (las gafas protectoras son incómodas, pero hay que tenerlas a mano para ocasiones concretas).


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