domingo, 1 de septiembre de 2013

LIMPIAR-CONSOLIDAR-PROTEGER MADERA TALLADA Y POLICROMADA

Normalmente la capa superficial aparecerá muy oscurecida por lacados oxidados que se han ido aplicando a lo largo de la vida de la obra, por la acumulación de polvo, humo, mugre,...

Comunmente la capa de preparación puede estar compuesta de sulfato de calcio dihidratado con una cola de origen animal. Sobre ésta, la capa pictórica que encontramos habitualmente es temple a base de de algún tipo de materia orgánica (característica de la Edad Media) o bien óleo.

Estudios recientes sobre antiguas limpiezas realizadas en policromías han demostrado que los disolventes orgánicos (incluso la esencia de trementina que se venía usando como neutralizante y bálsamo para óleos) han dañado las capas pictóricas causando adelgazamiento, aumento de la rigidez y fragilidad. Ante tales resultados existe consenso acerca de realizar una limpieza de la suciedad superficial que no ataque a las bravas la capa de barniz (oxidado o no). Es posible entonces evaluar el estado del barniz y tomar una decisión sobre su eliminación o conservación.

Limpieza superfcial de la capa de suciedad: Se realiza mediante solución acuosa (agua desionizada) con tensioactivos o quelantes (sustancias secuestrantes) de pH ligéramente ácido (aprox.6). Si el pH de la solución acuosa llega a 7 o lo supera la capa de barniz oxidado (ácido por tanto) se hinchará y disolverá. Es posible que, una vez retirada la suciedad superficial, comprobemos que el barniz no amarillea tanto evitando intervenciones innecesarias.

Emulsión cerosa Pappina: Compuesta a base de cera de abejas emulsionada en agua con un tensioactivo aniónico (estearato de amonio) útil para la eliminación de suciedad superficial de policromías; si se le incorporan disolventes sera posible la eliminación gradual de capas de barniz.

Si procede, eliminación del barniz: Probablemente nos encontremos ante un barniz a base de resinas naturales oxidadas, de naturaleza ácida, más polar y en consecuencia más hidrófilo. La ligroina, la acetona y el alcohol se han demostrado efectivos en mezclas de polaridad controlada (empleando siempre la mínima polaridad necesaria) y testada sobre puntos poco visibles. El alcohol etílico puede solubilizar esmaltes usados en repintes sobre los que se acostumbraba a usar disolventes orgánicos muy polares como el tolueno. La teoría dice que disolventes como el alcohol etílico, la acetona o la ligroina son menos agresivos (tanto para la obra como para el restaurador), todavía faltan estudios que demuestren que no hay alteración de la capa pictórica.

Lo importante de hecho para conseguir una limpieza respetuosa de la capa pictórica es lograr una afectación mínima y sin dejar residuos. Para ello se han desarrollado pruebas que lo minimizan aplicando el disolvente mediante gelificación (por ejemplo agua desionizada con agar agar), De este modo el paso de la humedad al sustato no llega a ser perjudicial. El agua puede actuar por sí misma o bien hacerlo con un tensioactivo (Resin Soap y Bile Acid Soap formuladas por Richard Wolbers a base de jabones que se componen respectivamente de ácido abiético y ácido deoxicólico)  o quelante (EDTA monosódico, bisódico, trisódico y tetrasódico) . Existen formulaciones comerciales denominadas solvent gel (Carbopol y Ethomeen) que combinan desnsificadores de carácter ácido y tensioactivos de carácter básico. En las especificaciones del Carbopol se advierte que deja como residuo benceno. El Ethomeen es alcalino y corrosivo y al contacto con ojos y piel puede provocar irritación o quemaduras.

Atención el barniz puede haberse en escamas y puede suceder que las mismas arrastren parte de la capa pictórica durante la limpieza.

Eliminación de repintes. Hay que probar con diferentes disolventes poco polares (de paso son los menos nocivos para el restaurador: alcohol, acetona, ligroina) para averiguar con cuál obtenemos mayor efectividad.

Fijación puntual de la capa pictórica a pincel o por goteo con resinas cetónicas reversibles con disolventes poco polares. 

Barnizado de la policromía: Las resinas usadas tradicionalmente, el mástic y el dammar, se oxidan con facilidad, con lo cual la obra estaría de nuevo expuesta a limpiezas cíclicas poco deseables para su estabilidad y permanencia. Es deseable la aplicación de un barniz fácilmente eliminable con un disolvente poco polar como el éter de petróleo o ligroina.

Barniz aislante restauración Charbonel: Su composición a base de alcohol lo convierte en perfectamente compatible con los colores mas antiguos, asegurándoles su salvaguardia.

Laropal K 80
Barniz final para pintura, consolidante en la mezcla de cera-resina. Resina cetónica soluble en alcoholes y cetonas. Insoluble en agua y metanol. Posiblemente la menos estable de las resinas cetónicas. Similar al dammar o mastic en cuanto a reversivilidad, aunque amarillea algo menos. No es especialmente nocivo en condiciones normales de manipulación y uso.




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