Sólo debería limpiarse si es etrictamente necesario y no eliminar la pátina natural amarillenta que deja el tiempo en el marfil. Es suficiente pasar un algodón humedecido (no chorreando) con alcohol etílico o metílico. Es un disolvente lo suficientemente volátil (de rápida evaporación) como para permitir una limpieza algo lenta pero que no llega a afectar a la estructura a pesar de que penetra por sus capilares. Mejor no usar agua, sobretodo en piezas deterioradas, aunque algunas páginas lo recomienden. Ni siquiera en material inorgánico y nuevos utilizaría agua. Cepillo suave sí, agua no.
En cuanto a sumergir en leche unos minutos las piezas de marfil para que recuperen su blancura (supongo que gracias a la caseina), pienso que es preferible conservar las piezas con la coloración que añade el tiempo y si no puedo recomendar limpiarlas con agua, menos aún con inmersiones en leche.
Si las piezas presentan policromía hay que efectuar pruebas de limpieza en zonas poco visibles, y si se mancha el algodón, hay que consolidar primero la capa de pintura o acudir, si resulta complejo, a un restaurador.
Emplea siempre guantes de látex o similares, aunque se trate solo de alcohol.
Tras la limpieza puedes proteger la pieza con ceras naturales o sintéticas que tienen la elasticidad adecuada para un material orgánico que puede hacer movimiento.
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