Para conservar correctamente materiales tan delicados y sensibles a las condiciones ambientales debes mantener las piezas a salvo de humedad excesiva y cambios bruscos de temperatura. Generalmente se considera que la humedad relativa ideal ronda el 55%. Aunque parezca que sobra decir algo tan obvio, puede ser que alguien tenga la tentación de exponer sus tesoros más preciados en lugares destacados como la chimenea (Mal, si se le da uso) o en zonas exóticas de la casa como el baño. Igual que la madera, el marfil, hueso y asta, son materiales en parte o totalmente hidrófilos (que absorben el agua), y en ellos se producen cambios de volumen a causa de las variaciones en la humedad ambiental. Si realmente tenéis intención de conservar hay que ser muy cuidadoso en la zona de la casa dónde se exponen o guardan. No debe estar expuesto al sol ni a luz directa e intensa (ni hablar de halógenos en la vitrinas para lucirlos mejor). Cualquier envoltura de plástico (por ser un material inerte) con un saquito de gel de sílice será suficiente aunque sería mejor separar la pieza del plástico con un saquito de tela. Si se va a exponer, lo mejor es una vitrina para mantener a salvo del polvo. Igualmente debería añadirse a la vitrina algo de gel de sílice que puede camuflarse en bandejitas decorativas.
Si no es necesario es mejor no tener la tentación de limpiarlo en exceso ni toquetearlo, la grasa natural de nuestras manos mancha este tipo de objetos.
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